Hace poco tuve la suerte de asistir a una charla sobre Balenciaga por parte de Covadonga O'Shea. Debo reconocer que me apasiona su figura y su obra, asi que he pensado dedicarle un post.
Cristóbal Balenciaga nació en Getaria,
villa marinera de la costa guipuzcoana, el 21 de enero de 1895. Hijo de José
Balenciaga Basurto, marinero, y Martina Eizaguirre Embil, costurera, se inició
en el oficio de su vida siendo apenas un niño de la mano de su madre. Martina
cosía para familias destacadas de la zona siendo la marquesa de Casa Torres una
de sus mejores y más distinguidas clientas. Los marqueses de Casa Torres
residían en Madrid y cada verano se trasladaban, junto a su familia, al
palacete llamado Vista Ona que poseían en Getaria. Fue en esta elegante
residencia donde el joven Cristóbal entró en contacto con el refinamiento y los
gustos propios de la elite aristocrática y donde admiró por vez primera los
impecables trajes de las mejores sastrerías de Londres y las elegantes
toilettes de las más reputadas casas de costura parisinas, que componían el
extenso guardarropa de los marqueses. Esta excelente introducción al mundo de
la moda y la extraordinaria sensibilidad de la que estaba dotado hicieron que
Balenciaga decidiera muy pronto dedicar su vida a la costura.
Impresionada ante las excelentes aptitudes de Balenciaga para la costura, la marquesa de Casa Torres decidió recomendar al joven Cristóbal como aprendiz en una de las elegantes sastrerías de San Sebastián a la que ella misma acudía asiduamente. Debido al fenómeno del veraneo regio, San Sebastián había desarrollado un comercio de lujo de primer orden comparable al de su vecina Biarritz. Establecimientos como Casa Gómez o New England formaron a Balenciaga en las rigurosas técnicas de la sastrería inglesa cuyo dominio constituyó uno de los pilares de su sistema de trabajo durante el resto de su vida. En 1911 Balenciaga entró a trabajar como sastre en la sucursal que los grandes almacenes parisinos Au Louvre habían abierto en la capital donostiarra y, en tan solo dos años, se convirtió en jefe de taller de la popular sección de confecciones para señora. Su nuevo ascenso le proporcionaría la oportunidad de viajar a París y conocer no solo la flamante central de Au Louvre sino también los salones de los principales modistos de París, como Worth, Doucet o Paquin. Desde entonces, Balenciaga trabajaría con ahínco por establecerse como modisto de alta costura en San Sebastián.
Impresionada ante las excelentes aptitudes de Balenciaga para la costura, la marquesa de Casa Torres decidió recomendar al joven Cristóbal como aprendiz en una de las elegantes sastrerías de San Sebastián a la que ella misma acudía asiduamente. Debido al fenómeno del veraneo regio, San Sebastián había desarrollado un comercio de lujo de primer orden comparable al de su vecina Biarritz. Establecimientos como Casa Gómez o New England formaron a Balenciaga en las rigurosas técnicas de la sastrería inglesa cuyo dominio constituyó uno de los pilares de su sistema de trabajo durante el resto de su vida. En 1911 Balenciaga entró a trabajar como sastre en la sucursal que los grandes almacenes parisinos Au Louvre habían abierto en la capital donostiarra y, en tan solo dos años, se convirtió en jefe de taller de la popular sección de confecciones para señora. Su nuevo ascenso le proporcionaría la oportunidad de viajar a París y conocer no solo la flamante central de Au Louvre sino también los salones de los principales modistos de París, como Worth, Doucet o Paquin. Desde entonces, Balenciaga trabajaría con ahínco por establecerse como modisto de alta costura en San Sebastián.
Tras una temporada trabajando en un
establecimiento de modas de Burdeos, Balenciaga se establecía por fin como
modisto en solitario en la calle Vergara de San Sebastián. Ya en 1917, y con
tan solo 22 años, se anunciaba en la prensa local como C. Balenciaga al tiempo
que buscaba financiación para su ambiciosa empresa de alta costura. En 1918
funda Balenciaga y Compañía junto a las hermanas Benita y Daniela Lizaso y en
1924 abre, de nuevo en solitario, el taller de alta costura Cristóbal
Balenciaga en el número 2 de la Avenida de la Libertad de San Sebastián.
Durante estos años Balenciaga acude asiduamente a los pases de colección de las
principales casas de alta costura de París donde adquiere modelos que
constituyen la base de sus propias colecciones. El trabajo de algunas de sus
más admiradas creadoras, como Chanel, Vionnet o Louise Boulanger, influirá en
su obra durante el resto de su vida. Mientras crece su reputación como modisto
de alta costura entre las damas de la corte y la alta sociedad, Balenciaga gana
en independencia creativa presentando en su salón de la Avenida diseños propios
que se intercalan con las de los modistos parisinos. Su éxito le lleva a
emprender nuevos proyectos y en 1927 establece un segundo taller de costura en
la calle Oquendo llamado Eisa Costura dirigido a la clase media alta
donostiarra, ampliando así considerablemente su clientela.
Tras la proclamación de la Segunda
República española en 1931, la clientela más acaudalada y distinguida de
Balenciaga se ve forzada al exilio, lo que hará que el modisto deba
replantearse el futuro de su empresa. En 1932 abre un tercer taller de
modistería en la calle Santa Catalina bajo el nombre de B. E. Costura, con el
fin de atraer un mayor número de clientas de la clase media alta donostiarra y
compensar así sus importantes pérdidas. Sin embargo, continua adquiriendo
modelos de temporada en París cuyo diseño adapta a los gustos y necesidades de
sus informadas clientas donostiarras. Balenciaga alterna estos modelos con
otros credos por él mismo, fundamentalmente conjuntos de día y vestidos para
ocasiones especiales como ceremonias y acontecimientos sociales. Su gran tesón
y capacidad de adaptación hacen que triunfe en su nuevo planteamiento y en 1933
decide concentrar su actividad en una sola casa de costura situada en sus
salones de la Avenida de la Libertad bajo el nombre de EISA B. E. Costura. Tras
su éxito en San Sebastián, Balenciaga decide abrir sendas sucursales en Madrid
y Barcelona, en 1933 y 1935 respectivamente.
El estallido de la guerra civil española
hace que Balenciaga de un salto cualitativo en su carrera y se establezca en
París suspendiendo temporalmente la actividad de sus casas de San Sebastián,
Madrid y Barcelona. En 1937 constituye la sociedad BALENCIAGA junto a Wladzio
d´Attainville y Nicolás Bizcarrondo, y en agosto de ese mismo año presenta su
primera colección de alta costura en la capital internacional de la moda. Su
éxito es tan inmediato como incontestable entre clientas, críticos y editores
de moda que aclaman al modisto por su elegante sobriedad y exquisita costura.
Balenciaga encandila al público parisino con colecciones de influencias
historicistas y claras reminiscencias de la indumentaria tradicional e
histórica española. Los vestidos Infanta de 1939 iniciaron un período dominado
por las siluetas princesa, las combinaciones de tejidos majestuosos, como el
terciopelo o el raso, con ricos bordados de azabache y aplicaciones de
pasamanería, así como el uso del encaje negro en forma de mantilla o accesorios
tradicionales similares. Para ello, Balenciaga recurrió a su extenso bagaje
artístico y cultural inspirándose en la indumentaria histórica y tradicional
tal y como esta había sido reflejada en la obra de los grandes maestros de la
pintura española, como Velázquez, Zurbaran, Goya o Zuloaga, siendo este último
amigo personal del modisto.
Entre 1947 y 1960 Cristóbal Balenciaga
logró lo que sin duda constituye una de sus mayores contribuciones a la
historia de la indumentaria femenina: la introducción de una nueva silueta para
la mujer. En el mismo año en el que Christian Dior cautivaba al mundo con el
New Look, un nostálgico revival de las románticas siluetas del siglo XIX que
tan bien representó Winterhalter, Balenciaga sorprendía con la presentación de
líneas fluidas y curvadas y volúmenes sorprendentes que rompían con lo
establecido. Así, la línea tonneau de 1947, el look semientallado de 1951, las
faldas balón de 1953, la túnica de 1955, el vestido saco o el baby-doll, ambos
de 1957, se convirtieron en auténticos hitos de la historia de la moda
occidental a los que modistos y críticos se rindieron por igual. Podría decirse
que en la década de los años cincuenta, cada una de sus colecciones marcó
tendencia e introdujo extraordinarias innovaciones sobre las bases de una
costura rigurosa e inteligente.
La experimentación de Balenciaga con la
construcción llegaría a su máxima expresión en la década de 1960. Valiéndose de
su dominio de la técnica y su profundo conocimiento de los tejidos, concibe
siluetas cada vez más puras y abstractas. Esta progresiva simplificación
constructiva culmina en los extraordinarios trajes de novia de finales de la
década de los sesenta, así como en impecables trajes y vestidos sastre para el
día que destacan por su calidad arquitectónica. Se trata de modelos perfectos,
de austera belleza, que huyen del adorno superfluo y ceden todo el protagonismo
a la mujer. Sin embargo, Balenciaga no renuncia al impacto cromático o la
utilización de rica pedrería en sus espectaculares modelos de noche que
continúan siendo los más aclamados de París. El talle imperio, los volúmenes en
torno al talle, la introducción de las botas altas y de los materiales de
plástico en alta costura, así como el vestido sari que Elizabeth Taylor visitó
en 1965 serán solo algunos de los hitos con los que Balenciaga continuó
sorprendiendo a lo largo de la década de los años sesenta.
En 1968, más de 50 años después de que
abriera su primer establecimiento de costura en San Sebastián, Balenciaga
anuncia el cierre de todas sus casas de París, San Sebastián, Madrid y
Barcelona, para desolación de sus más fieles clientas. El modisto se tomaba un
merecido descanso tras toda una vida dedicada a la superación y el
perfeccionamiento de su oficio, en medio de la revolución juvenil de la década
de los sesenta y el triunfo del prêt-à-porter. A pesar de su retiro, Balenciaga
realizó diseños para amistades íntimas, familiares y compromisos, como en el
caso del traje de novia de Carmen Martínez-Bordiú con el que contrajo
matrimonio el 8 de marzo de 1972.
Tan solo una semanas después, el 24 de marzo, Cristóbal Balenciaga fallecía en Jávea, Alicante.
Con el se fue posiblemente la figura española más importante del mundo de la moda.
Tan solo una semanas después, el 24 de marzo, Cristóbal Balenciaga fallecía en Jávea, Alicante.
Con el se fue posiblemente la figura española más importante del mundo de la moda.
Todo un Dios de la alta costura!! Quien pudiera ir siempre con sus dise#os...
ResponderEliminarwww.masedecompras.blogspot.com
Qué buen embajador tenemos con él. Gracias por contarnos su historia!
ResponderEliminar+
xoxo
B* a la Moda
Me ha encantado el post! :D
ResponderEliminarxxxx
http://es-es.facebook.com/photo.php?fbid=312608188781276&set=a.187760754599354.42141.123262754382488&type=1&theater
ResponderEliminarEste de Dior es maravilloso
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